Una Historia Increíble III: Cáncer

Para el año 1987 la relación entre Ernesto de la Fuente y los Friendship era de amistad, ya habían compartido muchas horas de conversaciones radiales y varias visitas en persona (ya sea en la casa de Ernesto o en la embarcación de la que se valían en la isla Friendship). Después de muchas conversaciones con Friendship acerca de temas paranormales y de ciertas “habilidades” que Ernesto tenía cuando más joven, decidieron comenzar a “prepararlo”, es decir a darle cierta clase de entrenamiento parapsicológico. (Foto: Ernesto de la Fuente en el período en que se encontraba enfermo)

Al comenzar él se encontraba la mayor parte del tiempo en Santiago, trabajando en un proyecto de explotación de su fundo en Chiloé para la CORFO. En ese tiempo Ernesto estaba en serias dificultades económicas, su matrimonio iba de mal en peor y tenía una tos y una bronquitis crónicas; llegaba a fumar tres cajetillas diarias de cigarrillos, era un bebedor social y tomaba mucho café (por el frío del sur). No obstante lo anterior, y según el mismo relata, no quería cambiar.

Evidentemente los Friendship le habían pedido que dejara cualquier sustancia estimulante o que altere el normal funcionamiento del cerebro, pero él no estaba dispuesto, ¡no en esos momentos difíciles! Además, los gringos estaban lejos, qué importaba que hiciera trampa. Es así que si, por ejemplo, parte del “entrenamiento” consistía en meditar en una pieza oscura durante una hora, él a los quince minutos ya estaba fuera. También bebía de vez en cuando y el asunto del cigarrillo era un tema mucho más fiero, simplemente no podía eliminar así nomás un vicio arraigado durante más de treinta años.

De vez en cuando tenía que aguantar las reprimendas de sus amigos (Octavio y otros): “Ernesto, de Friendship nos pidieron que te aconsejáramos que no fumes, te va a hacer muy mal”. Ernesto mide 1.83 m. y pesaba 56 Kg., aún así pensaba que cuando empezara a hacerle mal, dejaría el cigarro.

Lo más sorprendente es que, a pesar de todo, avanzaba. Llegó a lograr cosas que jamás imaginó que podría hacer. Esto al principio divertía a otras personas, pero cuando la gente se da cuenta de que estas cosas van enserio se asustan. Pronto Ernesto se dio cuenta de que personas a quién el quería mucho, le temían.

Cada cierto tiempo Ernesto de la Fuente tenía que rendir exámenes, los que para sorpresa de los mismos Friendship aprobaba. Nunca faltaba la recomendación: “Ernesto, si anoche no te hubieras bebido ese whisky, lo habrías hecho mucho mejor” ¿Cómo podían adivinar? En sus relatos Ernesto cuenta que una de esas pruebas consistió en sacar un objeto sólido desde la casa de alguien, sin que ese alguien se diera cuenta y sin entrar a la casa…

…Pudo sacar desde la casa de la familia Ortiz un llavero con todas las llaves de la casa, al día siguiente se lo devolvió a Octavio, quien se sorprendió mucho, ya que la noche anterior (cuando esto ocurrió) estaba toda la familia reunida en la casa, con visitas, y nunca abandonaron el hogar. Huelga decir que la prueba se dio por superada (y que Cristina mira raro a Ernesto desde ese entonces).

Todo esto trajo muchas consecuencias para Ernesto de la Fuente, los pocos amigos que conservaba lo miraban como bicho raro, e incluso los allegados a Friendship le atribuían muchos más “poderes” de los que en verdad tenía y le temían. ¿Valía la pena todo esto? Su situación económica y personal iba de mal en peor, y decidió preguntarle a los Friendship para qué era todo esto; fue una de las pocas reuniones que tuvieron en Santiago, según relata Ernesto, y es muy interesante y sorprendente el relato de esa conversación… pero esa parte de la historia será para otro día en otro artículo.

Después de esto, viene la parte más crítica de la historia. Ernesto de la Fuente no estaba bien, su proyecto de explotación maderera no funcionaba y tenía todo su capital metido ahí, su mujer se había ido con los niños y él estaba solo. La tos ya casi no lo dejaba hablar, pero seguía fumando cerca de 50 cigarrillos diarios.

Lo que Friendship le ofrecía le interesaba mucho, pero no veía cómo eso lo podría sacar del hoyo en que estaba metido. Además le pedían que dejara de fumar, ¡Justamente ahora! Que dejara de beber, ¡Justamente ahora!

Según sus propias palabras (o letras) ese era precisamente el problema: querer seguir ahí. Se aferraba a algo completamente ilusorio, a su realidad, y no se le pasaba por la cabeza cuestionarse si valía la pena. “Muchos de los que están leyendo esto, no se extrañen, pues algunos de ustedes están pasando por similar situación, y no se dan cuenta”, dice en sus escritos.

En esas circunstancias uno tiende a razonar de forma errada, y cree que la solución está en insistir en los errores. Es así que le fue dedicando cada vez menos tiempo a Friendship, dejó de hacer los ejercicios diciéndole a ellos que sí los hacía, les huía y la comunicación con ellos se fue distanciando cada vez más.

Con sólo oraciones y meditación CORFO no le iba a pasar el dinero que necesitaba, por lo cual estuvo varios meses trabajando mucho, pero cada día estaba más pobre, más solo y más enfermo. Todo lo que había aprendido con Friendship lo estaba usando para burlar la realidad, para seguir exigiendo a su cuerpo exhausto mediante técnicas paranormales, pero todo tiene un límite.

Un día de invierno amaneció con fiebre y con mucha tos, sin embargo se levantó temprano para ir al banco a gestionar un crédito. No podía caminar más de media cuadra sin descansar, hasta que, en calle Huérfanos, le vino un ataque de tos. Tosió y tosió hasta perder el conocimiento, Ernesto de la Fuente tenía 49 años.

Después de varios días en cama vinieron los exámenes y las radiografías, hace más de 20 años que no consultaba a un médico. Todos lo miraban fijamente – me figuro que después de mirar fijamente su radiografía – y le decían “tiene que consultar un especialista”, según relata. Finalmente consultó al especialista bronco pulmonar quien, al saber que Ernesto no tenía previsión alguna, montó en cólera en un diálogo como el que sigue:

-Siempre es lo mismo, cuando están el las últimas vienen a acordarse de que deberían de haber entrado en una isapre, y ¿cómo lo va a hacer ahora?

-No sé.

-Pero si tuvo todo una vida para preocuparse…

-Pero doctor, ¿Qué tengo?

-¡Cáncer, hombre!, ¿No se ha dado cuenta? ¡Mire! – le dijo, señalándole la radiografía.

La entrevista siguió en un tono similar, y Ernesto estaba como si le hubieran dado con un palo en la cabeza, ¡eso le podía pasar a otras personas!, ¡No a él!

Durante dos o tres días no atinó a hacer nada, no compró los medicamentos que le habían recetado, no habló con los cirujanos que le recomendaron y estuvo sólo en su casa. Tampoco le contó a nadie sobre su enfermedad.

De pronto recordó que con su ex esposa habían conocido a un médico, un buen tipo que se llamaba Gregorio, decidió ir a verlo:

-Es grave –dijo el médico mientras miraba cuidadosamente las radiografías-

-¿Qué se puede hacer?

-Sacar ese pulmón

-¡Pero si con los dos que tengo apenas puedo respirar! ¿Qué haría con uno sólo?

-Mmm. Todo tiene arreglo –dijo Gregorio sin ninguna convicción-

A ese hombre le dolía y lo sentía de verdad, según cuenta Ernesto, había nacido para ser médico.

Ernesto de la Fuente volvió a su casa, no sabía qué hacer, uno nunca cree que esas cosas puedan pasarle a uno.

Lo único que aún le interesaba era la radio, así que decidió pasar esa noche en vela conversando con algún extraño.

Cerca de las tres de la mañana y en la frecuencia 27.725 Khz. escuchó la portadora de la isla Friendship; esa señal era sólo un zumbido, pero uno muy especial que los que estaban en contacto con la isla podían reconocer.

Tuvieron una corta conversación, Ernesto se dio cuenta de que ellos sabían lo que estaba pasando. Le explicaron que desde hace dos días que estaban tratando de comunicarse con él vía telepatía, pero él no escuchaba. No hubo recriminaciones, sólo dijeron:

“Ven, tal vez aún halla tiempo”.

Luego le explicaron cómo hacerlo.





Pronto continuaremos con la historia de Ernesto, que es real, lo digo porque más de alguien me ha preguntado si esto es una especie de historia mía de ciencia ficción. No digo que yo no tenga la imaginación como para, pero esta historia es real, no inventada por mí.

Bueno, espero pronto seguir escribiendo sobre el tema Friendship, ahora se viene la parte más entretenida; la parte del viaje a la isla Friendship, la estadía ahí, el regreso y todas las consecuencias y enseñanzas que se desprenden del tema.

Si no han leído los artículos anteriores respecto al tema, léanlos: Un mundo de misterios, Una Historia Increíble y Una Historia Increíble II.

Saludos para todos, y muchas gracias por visitar este blog, espero que su contenido les guste y les pueda aportar en algo.

Abrazos,

Englishman.