31-12-2008

Un final más

(Foto lograda desde "La Pampilla" en Coquimbo)




Nuevamente estamos llegando al último día del año, el último día del 2008 en este caso.

Muchas veces, y para muchas personas, el fin de año es un buen momento para hacer un balance de lo hecho y vivido en el año que se acaba. Este es un buen momento para preguntarse si hemos cumplido nuestros objetivos, si hemos logrado nuestras metas o si en buena parte nos ha ganado la desidia, la flojera y la falta de voluntad. Supongo que siempre es una mezcla de ambos puntos de vista, pues son pocos los seres humanos que pueden poner el 100% de voluntad y esfuerzo en todos los aspectos de la vida y que jamás son flojos, poco voluntariosos o desidiosos.

Pienso que en estos últimos días he hecho mi balance personal, al igual que prácticamente todos. Y bueno, muchas cosas marchan bastante bien, pero de pronto me surgieron ciertas dudas, quizás estoy cambiando mi forma de pensar… o qué se yo. Lo cierto es que quise compartir esto con ustedes.

En el análisis de lo que hasta ahora es mi vida, me surgieron las siguientes preguntas, y quizás son preguntas que todos nos hacemos en algún momento:

¿Estoy viviendo la vida que realmente deseo vivir?, ¿Hago lo que me gusta y lo que deseo hacer por el resto de mi vida, o simplemente no sé cómo terminé aquí?

Y es que a veces uno toma decisiones equivocadas; y está bien, todos cometemos errores, y los seguiremos cometiendo, pero sería injusto que nuestros errores nos condenen por siempre. Entonces podemos replantearnos las cosas, escuchar un poco nuestro interior e intentar comprender lo que nos dice. A veces somos muy complacientes con todo el mundo, y eso nos priva de vivir la vida como realmente deseamos vivirla, nos impide pasarlo bien. Otras veces, todo lo contrario, podemos no escuchar a otros ni pensar en quienes nos rodean. A veces, hacemos todo lo que podemos por complicarnos la vida, en vez de hacer las cosas simples.

¿Estoy siendo completamente honesto con quienes me importan?, es más, ¿Estoy siendo completamente honesto conmigo mismo?

He escuchado que lo más importante es ser fiel a uno mismo, supongo que eso es ser honesto con uno mismo, pero a fin de cuentas uno jamás se podrá engañar a si mismo. Pero a veces la honestidad completa puede ser brutal para con los demás, ¿es un precio justo? Y sin embargo, la verdad es lo más importante.

Quizás a veces uno se empeña por seguir un modelo impuesto, lo que nos dijeron y enseñaron que teníamos que ser y hacer para vivir bien en este mundo, pero puede que el hecho de seguir ese camino signifique dejarnos de lado, y no ser fiel a nosotros mismos.

Muchas veces somos lo que quieren que seamos, lo que nos dicen que seamos, y no lo que queremos ser.

Bien, eran sólo unas pequeñas e insensatas reflexiones para compartir. Las respuestas son, por supuesto, privadas y personales.

Este año que llega tengo muchas deudas con ustedes: continuar relatando la historia de Ernesto De la Fuente y la Isla Friendship, escribir sobre los temas que quedé debiendo y seguir compartiendo con quienes leen este humilde blog.

Antes de finalizar, debo agradecerles a todos los que visitan mi blog. Sé que, a la larga, la mayor parte de las visitas quedan en el anonimato de un dígito más en el contador de visitas, pero son ya casi 30.000 las personas que se han dado una vuelta por mi rincón en el ciberespacio. ¡Gracias! Ustedes hacen que tenga sentido el escribir acá.

¡Feliz fin de Año para todos! Que el próximo año llegue lleno de buenas nuevas y éxitos.

Saludos,

Englishman.