23-07-2008

Mujer encadenada (Woman in Chains)

Es difícil dar comienzo a lo que quiero decir; es más difícil aún poner ciertas cosas en palabras entendibles.

Este mundo es algo duro, y no son pocas las personas que sufren en él.

Lamentablemente muchas mujeres sufren por culpa de nosotros, los hombres.

Son muchas las mujeres asesinadas, abusadas, golpeadas, usadas, o simplemente no tratadas con amor, como se lo merecen. Los autores de estos crímenes por lo general son hombres, y muchas veces son las parejas de las afectadas. Dedico una canción a todas las mujeres que sufren o han sufrido a causa de un hombre, cualquiera sea el motivo…nadie tiene el derecho a hacer daño, aunque a veces todos podamos dañar sin quererlo a la gente que amamos.

Me refiero a la canción que debiera de estar sonando ahora, Woman in Chains de Tears for Fears. Hay grandes canciones, esta es sin duda una de ellas.

La segunda canción en la lista del reproductor se llama Secret Garden y es de Bruce Springsteen. Es una hermosa canción, la cual por su contenido dedico a todas las mujeres, especialmente a la mujer que amo. Recomiendo ver el video clip de esta canción, ayuda a comprenderla.

La tercera canción es la canción que le da nombre a mi blog, y con la cual me siento profundamente identificado. Englishman in New York – Sting. Simplemente esta canción me ha acompañado durante años, y me parece muy muy buena.

La cuarta canción es la canción que más me gusta, Fields of Gold de Sting.

El resto de las canciones son canciones que me gustan mucho, de mis artistas favoritos, etc.

Como ya se habrán percatado, añadí un reproductor de música al blog. Espero que les guste, de a poco iré añadiendo canciones.

La música me gusta mucho, y me ha acompañado en las buenas, en las malas y en las pésimas (como a muchos, supongo), así que no podía dejar de incluirla en este blog.

Muchas gracias.

Saludos a todos,

Englishman.

22-07-2008

Una Historia Increíble V: La Isla Friendship





Una vez en esa obscura habitación, después de haber “atravesado” el fondo de uno de los tres muebles de la vieja caseta en el embarcadero, Ernesto se encontraba literalmente dentro de la isla (y la temperatura ya era muy agradable acá). Esta habitación realmente era obscura, pero tras unos cuantos segundos el lugar se iluminó y Ernesto De la Fuente vio a Ariel manipulando un control remoto en sus manos (no era algo parecido a un control remoto, era un control remoto marca Sony y bastante gastado). Parte de la roca que formaba la pared de la pieza, comenzó a retroceder dejando un espacio de unos 2 metros a cada lado; por ahí entraron.



En la nueva habitación había muebles y un computador, ahí estaban Gabriel, Helga y un tercero que Ernesto no conocía. Todos vestían unos buzos blancos y, antes de saludar a Ernesto De la Fuente, saludaron calurosamente a Sigfried (el alemán que viajó junto a Ernesto en el Mytilus II, y a quien se le cayeron lágrimas por la emoción).

Después guiaron a Ernesto y a Sigfried por un pasillo curvo en distintos sentidos, lo que terminó por desorientar definitivamente a Ernesto (y probablemente también al alemán). Llegaron a un vestidor bastante amplio, donde se les pidió amablemente que se quitaran toda la ropa dentro de unos cubículos individuales. Ahí todo era blanco, a excepción de algunas fornituras de aluminio. Se le entregó una caja de aluminio a cada uno, donde debían dejar todas sus ropas y pertenencias personales; Ernesto De la Fuente intentó conservar su reloj, un Seiko nuevo y muy completo que lo hacía sentir orgulloso.

No compadre – le dijo uno de los encargados.

Es que tengo que tomar una medicina cada cierto tiempo – inventó Ernesto.

No se preocupe, aquí tendrá de todo…incluso otro reloj mejor que ese

Por su parte, Sigfried tenía serios problemas para entregar su argolla de matrimonio.

De allí lo llevaron a una especie de shower door (ducha cubículo) de unos 2 x 2 metros, de cerámica blanca y con una puerta hermética de vidrio esmerilado. Se le explicó el procedimiento y comenzaron…

Bueno, tal como relata Ernesto De la Fuente, acá comienza todo… o mejor dicho, acá comenzó a olvidarlo todo.

Extrañamente desde este punto en adelante su memoria comienza a fallar, no de forma súbita (como cabría esperar en un caso de amnesia), sino que de forma paulatina (como tratar de recordar un sueño de la noche anterior, una vez despierto). Entre otras cosas, Ernesto recuerda que estuvo unos momentos en una habitación donde la temperatura subió mucho, lo cual lo hizo transpirar, y posteriormente lo rociaron con un polvo blanco que se le adhirió al cuerpo; después le entregaron ropas y un buzo blanco de muy buena calidad (el que usaban todos en la isla), además de un brazalete con funciones de reloj, walky-talky y orientador…

Así, poco a poco, sus recuerdos se van espaciando hasta el día de su regreso (aunque sin transición aparente, al menos no en la memoria de lo vivido). Una de las cosas más extrañas, según cuenta Ernesto, es que hasta poco antes de relatar su historia (es decir, hasta fines de los años noventa) él encontraba perfectamente “natural” esta situación, nunca se lo cuestionaba.

Ante todas las preguntas que les hacían sus conocidos (¿Cómo es la isla?, ¿Qué comen?, ¿Qué te hicieron?, ¿Cuánto tiempo estuviste?, etc.), Ernesto contestaba siempre lo mismo, cosa que para él era algo tremendamente lógico:

“La isla es como todas las islas. ¿Qué me hicieron? No recuerdo. Comen lo que todos comemos y viven bajo tierra con bastante comodidad (TV satelital y otros cientos de comodidades carísimas e impensables para los años ochenta)

Ahí comenzaba a relatar la historia del almuerzo:

“Yo avanzaba portando una bandeja de plástico en un casino como todos los casinos. Al otro lado del mesón se veían diferentes viandas, entre las cuales yo escogí tres hermosos choros zapato, un guiso de carne y legumbres y un postre de gelatina.”

También contaba la historia de la habitación:

“Vivía en una pieza de aproximadamente 3 x 3 metros, con una cama, una mesita con un terminal de computador y una ventana al exterior. La temperatura era constante y de aproximadamente de 20ºC, lo que para mi era un lujo después de los fríos que estaba acostumbrado a sufrir en Chiloé. Tenía absoluta libertad de movimiento en las instalaciones, las que eran cómodas y funcionales.

Así fui descubriendo detalles que poco a poco me fueron maravillando. Casi todo se gobernaba por computación, lo que no era muy común en esos días de 1989. Había una piscina temperada, tres grandes invernaderos, salones con televisión satelital y otras comodidades que yo jamás me hubiera imaginado. Uno se encontraba con mucha gente en los pasillos, todo el mundo sonreía y nadie hablaba fuerte. No recuerdo haber visto una clínica u hospital.”

Esa era toda la historia, obviamente nadie quedaba satisfecho con ésta. Ahí se comenzó a labrar la historia del “lado oscuro” de Ernesto De la Fuente, comenzaron las creencias de que él tenía algo así como un pacto secreto con los Friendship, de que era una especie de agente encubierto y sabía exactamente cómo llegar a la isla y cómo comunicarse en cualquier momento.

Respecto a su enfermedad, se curó. ¿Cómo pasó?, él no lo recordaba; sólo sabía que estaba bien, tenía ganas de vivir y ahora veía todo desde otro punto de vista. Todo le parecía distinto, la gente se le antojaba más amable, apreciaba que tenía más tiempo para hacer las cosas y sentía a Dios (no se trata del Dios de los católicos, de los protestantes o de los judíos, simplemente era Dios, un concepto nuevo y más cercano de nuestro Creador).

Ernesto De la Fuente relata que se acostumbró a sentir la presencia Divina a diario, aunque no con ese malsano fanatismo religioso que empaña muchas buenas obras. Dice haber comprendido que hay que escuchar, entender y perdonar, y algo muy importante además: que la Ciencia no es enemiga de Dios, sino una de sus creaciones.

¿De dónde salía todo esto? Ernesto no recordaba haber ido a clases, ni haber recibido ningún tipo de adoctrinamiento.

Esta forma de ver el mundo lo hizo cambiar diametralmente su forma de vida. Abandonó esa absurda idea de perseguir riquezas que nunca podría disfrutar, ya que se está muy ocupado tratando de protegerlas o aumentarlas. Comprendió el valor de la amistad y del humor…y encontró el amor. Según sus propias palabras:

“Sí señores, encontré el amor a los 50 años y me casé con una mujer quien es actualmente mi esposa y lo seguirá siendo por el resto de la eternidad. NUNCA, nunca es tarde.”

Además de todo el revuelo periodístico y de pasar a ser un bicho raro, se dio cuenta de que vivir en una gran urbe como Santiago era absurdo. Se mudó a un pequeño pueblo en el norte de Chile, donde según cuenta “la gente es amable y el alcalde honesto” y donde aún vive con su señora (lo cual me consta, y es un hogar austero…pero feliz).

Acá, según dice Ernesto De la Fuente, debiera terminar toda la historia de Friendship, ya que jamás pensó en hacerla pública…

Sin embargo, después de casi 10 años de lo ocurrido mientras manejaba su jeep cruzando el desierto, se vio en la isla Friendship conversando con Ariel. Fueron 2 ó 3 segundos de un “flash” de memoria, y la conversación que recordó no era nada relevante. Pero de a poco le empezó a ocurrir esto más y más seguido.

En el año 2000 estos flashes de memoria empezaron a repetirse con mayor frecuencia, y empezaron a mostrar una realidad pasada de la cual Ernesto no tenía memoria. Ernesto es muy curioso, y de a poco comenzó a entrever que había algo más en su historia; le pasó algo paradójico: él ya no se creía su propio cuento.

¿Cómo era posible que no recordara cuánto tiempo estuvo en el lugar en que le salvaron la vida? Ante esa pregunta siempre respondía “cuatro o cinco días”, literalmente, nunca decía “como cinco días” o “menos de una semana”; se percató de esto cuando un vecino se molestó y le dijo que hasta cuándo repetía lo mismo.

¿Cómo era posible que sólo recordara un almuerzo y una noche en su habitación (y con lujo de detalles), si estuvo “cuatro o cinco días”?

Revisando fotos se dio cuenta de que algunas fotos tomadas por él, las cuales no recordaba haber tomado, mostraban que en su viaje de vuelta estaba floreciendo el calafate. ¡No podía haber estado “cuatro o cinco días”! El calafate florece en primavera, y él había partido a Ancud en pleno invierno…

A Ernesto De la Fuente le hicieron “algo” en la isla Friendship, “algo” para que no recordara. Pero ese “algo”, después de tantos años, está dejando de hacer su efecto, y está dejando al descubierto la increíble historia que vivió Ernesto…




Bueno amigos, dejo hasta acá la historia por ahora. Desde acá todo se arma de los recuerdos esporádicos que le venían a la mente a Ernesto De la Fuente, por lo cual releeré la información para redactar algo más o menos ordenado cronológicamente. Aún queda buena parte de la historia, y los recuerdos de su estadía en la isla son sumamente interesantes…

En algunos foros que he comentado, me he dado cuenta de todas las tonterías que andan dando vueltas respecto al tema Friendship, he opinado y me han pedido “pruebas”; claro, como si fuera tan fácil. No obstante, pronto publicaré algunos antecedentes muy interesantes y algo decidores, principalmente la historia acerca de una anécdota propia respecto al tema. También trataré de conseguir “pruebas” si es que tengo la posibilidad de ver a Ernesto De la Fuente; no obstante, aclaro que mi intención no es probar nada…no hago esto con un afán probatorio ni para hacerme conocido, sino que por motivaciones personales.

Saludos a todos,

Englishman.